Y la inspiración llegó… em(POWER)me

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em(POWER)me

Fredeswinda&Alexandra

Masculin Power

“Cuando lo masculino y lo femenino se encuentran 

todo adquiere armonía”

Tao Te Ching

Y la inspiración llegó…

Ella es actriz, directora, coreógrafa, poeta y, sobre todo eso, POESÍA… Su nombre: Fredeswinda Gijón. Fredes-Winda… Wind, viento en alemán… La intensidad de un perfume, de una fragancia, lo que solo dura un momento, ese instante en el que hueles la esencia de un perfume, visualizas el espectro de colores, sensaciones y recuerdos que surgen en ti y… ya pasó… Pasó, pero dejó mucho rastro, miles de nuevas conexiones neuronales y la imaginación a flor de piel.

Fredeswinda no llegó a mi vida, impactó en ella cuál un meteorito que destruye o crea otra realidad… o ambas cosas. Llegó para que seamos amigas y para inspirarme, porque entre mujeres nos inspiramos, y mucho. Pasaron los tiempos de las musas, los tiempos en los que el artista famoso de turno ninguneaba y relegaba a su musa a la sombra, los tiempos en los que a las mujeres nos alababa ser la musa y no podíamos aspirar a mucho más. Hemos cambiado; nuestra conciencia, sensibilidad y percepción es otra, somos las dueñas de nuestras contradicciones, de nuestro cuerpo, de nuestra creatividad y de todo lo que plasmamos gracias a ella. Lo somos, si lo queremos; tenemos el poder, si nos lo ganamos. Ya no son tiempos ni de musas ni de “musos”… ¡Viva la inspiración que me llega de muchas mujeres maravillosas, porque a ellas, a las mujeres, las siento como hermanas!

Pero, ¡qué sería del mundo sin esos magníficos seres… los hombres…! Sólo ellos son capaces de hacerme sentir, llorar y gritar como si me fuera la vida en ello. Sólo ellos me llevan a límites insospechados, a mi lado oscuro, a los pozos de mis recuerdos, a la rabia y alegría completa impregnada en cada célula de mi ser.

Muchas veces he escuchado decir a los hombres: “Adoro a las mujeres!”. Pero nunca he oído a una mujer afirmar lo contrario. Ha llegado mi hora de exclamar alto y claro: “Adoro a los hombres!”, por eso, porque me llevan a lugares que no soy capaz de visitar con mis amigas. Ellas me consuelan con su presencia, entre nosotras somos alquimistas, capaces de convertir el drama en comedia, de llorar y reír juntas, hablar durante horas sin aburrirnos ni un segundo, reflejarnos las unas en las otras, inspirarnos y ayudarnos a superar nuestras dificultades…

Sin embargo, mi relación con los hombres llega más profundo, porque me confronta de manera visceral con el miedo y el placer más absoluto, porque me complica la vida, me hace abrir mi corazón a otra dimensión, y porque cuando estoy en lo alto, es posible que me haga caer hasta lo más bajo, donde solo puedes llorar… desesperar…  sentir rabia… amar… volver a llorar… amar… sentir rabia… ansiedad…  y donde tienes que buscar y rebuscar para encontrar la manera de salir de tanto sufrimiento, aprender, madurar y evolucionar… Es la tensión entre lo femenino y lo masculino, entre yo y él, entre mi percepción interior y la imagen que me devuelve el espejo sujetado por ellos.

Amar a un hombre es entrar en otra dimensión, es aprender a amarse a una misma y saber aceptar la transformación; perder ese amor es caminar por un sendero de muchos obstáculos, como si fuera un bosque encantado lleno de rocas y donde en las ramas de cada árbol cuelga un espejito diminuto en el que reflejarte, aceptarte y volver a construirte… pero también es una gran fuente de inspiración, el momento en el que el fénix decide si y cómo quiere renacer… El momento en el que después de verter lágrimas de dolor y rabia, te es más fácil ser creativo, porque, por una vez, cayeron todas las máscaras.

Algún día tendremos que afrontarlo, queramos o no. Algún día tendremos que ver y aceptar la energía del otro en nosotros, algún día tendré que reconciliarme con mi sombra, con mi energía masculina, porque sólo así seré entera y podré reconciliarme de verdad con los hombres en mi vida.

Mi encuentro con Fredeswinda, que reúne en ella una feminidad casi extrema y una masculinidad altamente seductora que se denota en su voz grave, en esa manera tan poderosa y valiente que tiene de enfrentarse a la vida y de expresar su creatividad, me inspiró para ahondar en el tema de lo femenino-masculino que lleva tiempo conmigo. De ahí salieron unas sesiones de fotos increíbles con ella, una conversación sobre nuestra feminidad-masculinidad y tres poemas que hablan sobre la búsqueda de mi energía masculina, la que sé qué tengo, aunque me asusta tanto que prefiero en muchas ocasiones no verla… Ha llegado la hora.

Reconciliarnos con lo femenino. Reconciliarnos con lo masculino. Em(PODER)arnos y ser uno.

Gracias, Fredeswinda… brisa y vendaval… eres BELLEZA, POESÍA E INSPIRACIÓN…

 

Tú, mi padre

ausente en tu ausencia

ausente en tu presencia

ausente en mi

buscarte para hacerme entera

para no caer una y otra vez

encontrarte en mi sombra

desgarrándome el alma con tus aullidos de animal encerrado

hincándole los dientes a mi ceguera

rompe los barrotes de mi miedo a la bestia que también soy

enséñame el camino a la oscuridad encadenada

ahí dónde huele a todo menos a buena educación

regálame tus vísceras de hombre empoderado

para despertar a esta mujer asustada de su propio poder

de niña y contigo ausente no supe de la importancia de todo esto

buscaba incansable la energía masculina

entre las sábanas de cada uno de ellos que me da tanto placer

pero ahora

también y ante todo

la busco dentro de mi

Me quiero así

A veces no recuerdo dónde escondí tanta rabia y agresividad

Siendo hija de la buena educación

adiestrada

machacada

reducida

desaprendí a defenderme con las uñas

a proteger mi oxígeno con los dientes

a mirar de frente el reflejo oscuro que me espía desde el corazón

deseo aceptar mi sombra afamada

saber poner límites sin mirar atrás

y atacar

una y otra vez

no dejar pasar ni una más

gozar

libre de etiquetas en mi cabeza

transformar la vergüenza en lujuria

la culpa

en gemidos de placer

entre las tinieblas busco al hombre que me habita

a la tenebrosa alquimista

relucientes encías llenas de poder

ahora dejo de sonreír cuando en el fondo quisiera morder

y cuando por fin desenmascaro a la niña que ya no soy

aparece una silueta

lejana

la verdadera mujer

Aullando

No me asustan los abismos

ni los deseos

ni las locuras

no me asustan las calaveras

ni los huesos

ni los ojos desorbitados

pero una vez que salgo al mundo

a ese mundo extrañamente desenfocado

una vez fuera

me asalta la timidez

la buena educación se me coló tan hondo

el pasado

todavía pegado a mis células de mujer alma vieja

una vez fuera

y dentro de mi

agarro mi sombra por la nuca

valiente

dinámica

activa

no importan los susurros en mi cabeza

ni los ecos de lejanas críticas

solo importa que acepte mi reflejo en el corazón

integrarme en un solo ser

masculino y femenino

descubrir que la vida es otra cosa

no existe ni el bien ni el mal

y, sobre todo,

no es lo que nos enseñan

ni la educación

ni el dolor

ni quedarse callado

la vida se respira con valentía

sin transpirar tantos miedos

ser valiente para salirse del sendero

y serlo para girarse y pisar su propia sombra

mirarle a los ojos

tú que soy yo

yo que soy

ahí en el suelo

aullando

quiero que seas mía

intégrate en mi ser

Aquí y ahora

se abren las puertas a la eternidad

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Idea, producción, dirección artística, texto y poemas: Alexandra Nicod

Fredeswinda Gijón ha sido fotografiada por el increíble David Sagasta para missnicod.com

Agradecimientos: La intrusa Showroom, Madrid (por dejarnos tan generosamente su espacio durante la sesión de fotos) y Roberto Navazo (por el maravilloso vestido rojo que enalza la belleza y sensualidad de Fredeswinda Gijón)