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Idea, producción y dirección artística: Alexandra Nicod
Foto: David Sagasta para missnicod.com
Luca Frasca_músico y compositor_Buenos Aires
Hace años, de gira con la obra de teatro “Maniquís” escrita y dirigida por Ernesto Caballero, conocí a Luca Frasca… amable, sencillo, divertido. Tiempo más tarde cuando acudí a un concierto de su grupo “Blue Perro”, me quería morir viéndole tocar. Me emociono fácilmente, lo admito, soy entusiasta cuando algo me gusta, sensible a la belleza y, desde luego: el talento me apasiona… Pero verle tocar en directo es sencillamente sublime.
La música es emoción y él lo es en estado puro. Toca con pasión, pero no con esa pasión que denota sufrimiento y oscuridad, sino con una pasión limpia, lúdica, chispeante y contagiosa. Parece vivir por y para hacer disfrutar al público, por y para cada sonido… Supongo que eso solo se logra cuando alguien ha superado muchos claro-oscuros y, sobre todo, cuando se ha encontrado su verdadera vocación en esta vida.
Luca Frasca empezó a tocar el piano con seis años y desde entonces no ha parado. En su Argentina natal giró de muy joven con Nacha Guevara y Pappo’s Blues; con él, teloneó a los Rolling Stones, a Jerry Lee Lewis y a Chuck Berrys. Aunque su destino era Londres, al final terminó en Madrid. Empezó tocando con Quique González en su primer disco y luego acompañó a Ariel Rot, Josele Santiago, Buddy Miles y Mick Taylor durante años en sus respectivas giras. Hoy, y desde hace nueve años es el pianista de Mastretta, además de defender sus propios proyectos como “Blue Perro” y “El Show de Dodó”.
Ahora se encuentra trabajando en un proyecto emocionante: un disco en solitario que verá la luz en breve.
¿De dónde vienes?
Me han dicho que venía del vientre de mi madre, pero no me lo creo. Soy un extraterrestre con cuerpo de humano. Cada vez somos más en la tierra, pero esto es otro tema…
¿Eres más Rock, Soul o Música Clásica?
Supongo que un poco de todo, depende del momento.
¿Cuál es el ritmo de Luca Frasca?
No tiene medida.
¿Un día “normal”…?
La rutina me mata, pero me suelo levantar a media mañana con los lengüetazos de China, mi perra. Cojo el libro que estoy leyendo en este momento y salgo con ella a tomar mi café. Después voy al parque a encontrar algún arbolito aislado para leer a gusto. Al regresar contesto los correos, almuerzo y me pongo a componer canciones a modo de ejercicio como el que sale a hacer footing. Después “Insha’Allah”…
¿Tocas todos los días?
Casi, no siempre.
¿Qué sientes cuando tocas?
Siento que todo es mejor. Siento libertad y que las cosas vuelven a tener sentido.
¿Cómo fueron tus principios?
Pequeños. Teníamos un piano en casa porque mi padre solía tocar tangos, estaba siempre abierto. Cuando pasaba delante me paraba a tocar, casi jugando, las melodías que sonaban en la televisión. A los seis años empecé a ir a clases de piano.
¿Qué medio de expresión habrías elegido si no hubiera sido la música?
A esta edad me fascinaba ver a mi hermana haciendo ballet y era lo que quería hacer. Pero eran otras épocas, por lo tanto mi padre no lo veía del todo bien (risas).
Tocas el piano, el Hammond, la percusión, el acordeón, juguetes…
Llevo años intentándolo.
¿Cuánto hay de talento y cuánto de dedicación y esfuerzo?
Creo que es una combinación de los tres y en mi caso me parece que he saltado algunos de los tres… (risas).
¿Qué aprendiste de los músicos con los que tocaste?
Con ellos he aprendido a sentir la música de una manera que ninguna academia hubiese podido explicarme nunca. También me hicieron entender que la música esta hecha de sonidos y no de notas.
¿Sientes vértigo al subirte a un escenario?
Depende de la altura o de lo que haya bebido.
Actualmente, aparte de tocar con Mastretta, tienes dos grupos… ¿Cómo nacen?
“Blue Perro” nace de manera fortuita y espontánea diez años atrás. Acompañando a un artista, Coque Santos, Héctor Rojo y yo, nos dimos cuenta que además de compartir amistad, teníamos el mismo lenguaje musical, dos cosas complicadas de conseguir.
“El Show de Dodó” surgió de una gran amistad con Marina Sorin. Siempre quise trabajar con instrumentos de cuerda, cuando la escuché por primera vez me di cuenta que no podía dejar pasar la oportunidad de hacer un proyecto junto a esta talentosa mujer.
¿Y de repente sentiste que ya era hora de hacer proyectos propios?
En realidad siempre lo he tenido en mente, pero prefería compartir logros y desaventuras con mis compañeros.
¿Cuándo surge el deseo de hacer un disco en solitario?
¡Había que destapar la botella alguna vez!
¿Qué cosas nuevas aprendiste en este proceso?
Quizás haya aprendido a creer un poquito más en mi mismo.
¿Qué te sugieren las palabras “éxito” y “fama”?
Estas palabras me sugieren algo muy malo que va al margen del Arte, confunden…. (es absurdo y aburrido).
¿Y la palabra “música”?
Un Arte Divino, caído del cielo, con el poder de cambiarlo todo.
Y “componer”…
Es hablar conmigo mismo, escuchar las campanas del alma e intentar que no se escapen.
“Improvisar”…
Es libertad e intuición. Cuando lo haces con más personas es el arte de escuchar a los demás para encajar como una pieza de relojería.
Tu mundo interior está lleno de…
…cosas hechas a medida. Allí, todo es posible. De hecho me supone un esfuerzo salir de aquello.
Tchaikovski dijo “…si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco…”
Y yo digo: “…si no fuera por la música, me volvería loco”.
Luz o sombra…
Luz.
Día o noche…
Noche.
Antes o después…
Después y siempre después.
¿Cómo te ves en diez años?
Me veo con diez años más, la misma ilusión que ahora o más y un perro salchicha.
Entrevista: Alexandra Nicod