Idea, producción y dirección artística: Alexandra Nicod
Foto: David Sagasta para missnicod.com
Nieve de Medina_actriz_Madrid_1962
Mi primer recuerdo de Nieve es de la cafetería en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD). Yo era estudiante de primer curso de Interpretación; ella ya había terminado la carrera de Dirección. Un día, después de las clases entré a la cafetería y ahí estaba Nieve, a la que ya conocía de vista. Estaba sentada en una mesa con otras personas; en su regazo, su bébé de unos meses. Esa imagen me impactó, no se solían ver niños por los pasillos de la RESAD, y me sorprendí reflexionando sobre el hecho de ser madre, sobre una posible y futura maternidad mía. Como les pasa ahora a varias amigas, treintañeras y sin hijos, en ese momento y aunque todavía era muy joven para tenerlos, me enredé en unas reflexiones sobre si algún día iba a ser madre y si existe el momento perfecto para serlo. Y como tantas otras cosas en la vida, al final salen solas, la vida fluye y pasa lo que tiene que pasar; ahora soy madre de dos maravillosos adolescentes que me enseñan todos los días a perder y volver a encontrar el equilibrio.
A partir de ahí y aunque nunca habíamos intercambiado una palabra, seguí los pasos de Nieve; sus magníficas interpretaciones en El Bola, Los lunes al Sol, 1 franco, 14 pesetas… Pero no fue hasta el rodaje de 2 francos, 40 pesetas, la última película de Carlos Iglesias, donde coincidimos y hablamos por primera vez. Aparte de tener un papel en dicha película, yo trabajaba en producción, y un día, por fin, coincidí con Nieve a solas en un trayecto al rodaje.
Ahí fue donde me cautivó su dulzura y la fortaleza que intuía en ella. Es una mujer que reúne esas dos cualidades armoniosamente en sí. Con total franqueza y sencillez me hablaba de sus preocupaciones profesionales, de la precariedad laboral, de su hija, de la vida. El tono de voz le cambiaba en segundos de un suave susurro a una voz de mucho carácter; debajo de su apariencia dulce intuí la fortaleza de una mujer hecha a sí misma, una persona en continuo proceso, fuerte, reflexiva y valiente.
Aparte de admirarla como actriz, me parece una mujer bella y versátil que en otros tiempos tendría todo para ser una estrella a la altura de Marlene Dietrich. Es como yo la veo, vulnerable y poderosa; muy femenina, pero con ese toque masculino que imprime carácter.
Para hacer la entrevista, Nieve elige la cafetería Mama Framboise en la calle Fernando VI de Madrid. Ahí nos encontramos. El día está soleado y ella, guapa y luminosa.
¿Qué significa este café para ti?
Significa ir al teatro. Significa que me voy a tomar mi dulce con un té antes de llegar a la función. Es un sitio agradable y lo tengo siempre presente porque antes de ir a trabajar al Teatro María Guerrero entraba a tomarme un té aquí. Me gustan mucho los dulces y soy especialmente golosa. Este sitio es perfecto para antes de una función.
¿Cómo te defines?
La verdad es que yo no me defino. Espero que lo hagan los demás aunque creo que les va a resultar algo difícil. A veces echo de menos a la niña que fui, porque no quiero endurecerme. Antes pensaba que había que luchar para conseguir las cosas; ahora creo que las cosas tienen que ser fáciles.
¿De dónde vienes?
Nací en Madrid en la calle Claudio Coello. Me gustaba mucho mi barrio hasta que se llenó de tiendas carísimas y perdió un cierto encanto. Me sigue gustando, pero ya no es el barrio donde me crié. Estudié BUP y años más tarde entré en la Real Escuela Superior de Arte Dramático para estudiar dirección de escena; ya había estudiado Interpretación en el Laboratorio de William Layton. Salvo cuatro meses que viví por un rodaje en París siempre he vivido en España.
¿Cómo te hiciste actriz?
Creo que me hice actriz, con diez o doce años. Después de recibir el beso de buenas noches de mi padre cuando él apagaba la luz yo empezaba a soñar historias, a vivirlas como reales. Historias increíbles en las que yo siempre era la protagonista o la heroína. Ahí estaba la actriz.
Has estudiado tanto interpretación como dirección. Trabajas como actriz y a veces como directora. ¿Qué sientes cuando actúas o cuando diriges?
Cuando actúo es cuando mejor me siento. Sólo se puede comparar con la sensación que tenía cuando cantaba, tocaba la guitarra o bailaba de pequeña. Me siento libre. Por un rato puedo ser totalmente lo que deseo: una heroína, una femme fatale, una princesa… Nadie te juzga, porque el patio de butacas quiere ser ese personaje. Es como liberarse de una carga. Eres. Vuelvo a ser con toda tranquilidad esa niña lúdica que fui. En cambio, dirigir es una cosa muy compleja. Tienes que saber de todo y tienes un poder sobre todo, desde el texto hasta la escenografía. Además te enseña como funciona el trabajo en equipo, que todos somos personas únicas y especiales.
¿Qué actrices o artistas en general te inspiran?
Las que son fieles a ellas mismas, las que son valientes y dicen lo que creen y se comprometen hasta el final con lo que hacen. Admiro a las mujeres que han encontrado su sitio en este mundo sea el que sea. Si lo consiguieron de forma fácil y sencilla me dejan admirada. A mi todo me ha costado un montón y la lucha agota, destroza, saca arrugas… Tengo una amiga que siempre me dice “la felicidad es la facilidad”, un lema que cada vez cobra más sentido para mi. Admiro a las personas que hacen las cosas fáciles y si son mujeres las admiro todavía más.
¿Y a qué hombres admiras?
Pues supongo que a aquellos capaces de dejar espacio. Aquellos que son capaces de amar y no sentirse agredidos porque haya otros seres humanos a su alrededor que sean mejores que ellos. A los que crecen y avanzan sin mirar atrás.
¿Cómo definirías la esencia femenina?
Creo que lo femenino tiene que ver con la vida, con la creación, con el amor como entrega, el amor como riqueza interior.
¿Y la esencia masculina?
Me temo que voy a ser un poco tópica, pero tiene que ver con la fuerza, con la energía en potencia.
¿Qué es la moda para ti?
Un sueño, todavía cuando paseo se me van los ojos a los escaparates, a los vestidos, a los complementos. Pensé que se me pasaría con los años, pero no. La verdad es que desde chica me gustó mucho todo lo que fuera disfrazarse. La indumentaria para un actor es fascinante, te transforma, en el escenario y fuera de él. No tengo marcas en mi armario porque no me lo puedo permitir, pero cuando voy a algún evento busco cesiones de diseñadores para darme el gusto. Me fascina la moda. Y me identifico rápido con lo que se me pone.
¿Tienes diseñadores favoritos?
Me encanta que las cosas me sorprendan. Cuando veo desfiles en la televisión, cuando he estado en alguno o cuando ojeo revistas siempre hay modelos que sin saber de qué diseñador son, voy directa a ellos y cuando luego veo a quien pertenecen digo “ah, claro, si es este…”, como si estuviese clarísimo. Me gustan muchos diseñadores, tanto antiguos como actuales.
¿Cuál es tu receta para ser feliz?
Vivir el ahora. Si pienso en el mañana o en el ayer todo se enturbia, es mejor estar aquí y ahora, no dejando que se escape este momento maravilloso viendo tus ojazos azules que hacen juego con tu melena, este bonito café y todo lo que nos queda por vivir.
¿Qué consejos le das a tu hija?
Tengo una hija adolescente que no permite que yo le dé ningún consejo.
¿En qué proyectos estás ahora?
En varias cosas a la vez y de diferentes disciplinas, como siempre. Presentamos en el Ateneo de Madrid la última obra de Juan Mayorga, Famélica, y de ahí hemos pasado al Teatro Lara a hacer unas previas. Por cierto, con unas críticas estupendas, así que esperamos entrar en la temporada de septiembre 2015 en Madrid. Los productores están cerrando con un teatro. Sigo moviendo el documental “Por si te vas, te quedas” sobre mi hermano Pablo que tiene una enfermedad mental. Es un documental de una hora de duración y es la primera vez que me pongo como directora detrás de la cámara. Estoy muy emocionada con ello. Y en agosto estaré rodando una peli en Valencia pero tengo que esperar a firmar para hablar abiertamente de ello. Posiblemente me veáis en breve en la gran pantalla.
¿Cómo te ves en diez años?
Creo que la vida de una actriz cuantos más años cumple más rica es aunque también más intermitente. Es algo que ya sabemos cuando decides dedicarte a esto; tu vida va a ser corta profesionalmente hablando, porque cuando entras en la madurez te haces invisible. Pero entonces si tienes tus propias inquietudes como es mi caso es el momento de poner en marcha otras maquinarias fascinantes también… Creo que me veo sobre todo en la dirección. Escribo mucho últimamente, quizá para dentro de diez años ya sea capaz de escribir algo realmente interesante y… ¡quién sabe!
Entrevista: Alexandra Nicod
Agradecimientos: Café Mama Framboise y Teatro Lara, Madrid